Bordes Filosos
La fina puntilla del cuchillo de cocina entraba suavemente en su cuerpo, con vehemencia el arma penetraba su ser una y otra vez, y entonces las lánguidas fuentes de la vida se derramaban por todo su cuerpo.
El metal se enclavaba en cada tejido, atravesaba cada vena, irrumpía cada arteria y hería cada órgano con tal complacencia que era hermoso ver la cruel escena; charcos de sangre inundaban aquel lugar, y ante la blancura del paisaje, este se iba tornando cada vez mas colorido.
Finalmente con el último respiro de vida, el arma blanca asestó la puñalada final, el cuerpo inerte de la victima caía al frío suelo de aquel lugar, la luz en la mirada de la hermosa mujer se apagaba con cada segundo que transcurría y la mano asesina tembló de miedo ante aquella visión.
Lo último que la victima logró hacer antes de desfallecer fue escribir una carta a puño y letra firmado con una huella dactilar roja, la cual decía:
“I'm Suicide Girl”
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