El Crudo Teatro de la Vida
Son las 9:30 a.m. y en la Avenida Oriental de La Ciudad de Medellín cuatro jóvenes se preparan para organizar puntualmente sus herramientas de trabajo, son los arduos trabajadores de una empresa familiar, ya llevan años en el negocio y muchas familias desearían tener siquiera la mitad de la sincronización, el respeto, el entendimiento, la confianza y el orden de este grupo de “Jóvenes Emprendedores” como vulgarmente los llaman.
Esta es la hora de mayor flujo monetario para las arcas de estos “Empresarios” del Espectáculo, Ellos con la calma, la paciencia y la sabiduría de un Monje Tibetano, salen a realizar su ritual circense que más parece una obra teatral, pero por las precarias condiciones de escenario y performance se queda tan solo en un “Circo”, el semáforo anuncia la llegada del irritante y poco respetado naranja, los chicos de re-ojo lo miran y comienzan la preparación psicológica de un proceso que demanda mucha comunicación visual y de gestos, la preocupación por algún error produce una acelerada sudoración en Jhon David el mayor de los hermanos, una gota sale de su cabellera y cae por su rostro dejando una marca, como un rio que cae desde la montaña para formar un mar de confusiones, el color rojo aparece, el amado rojo de los cuatro hermanos que aunque adoran a su Medellín del Alma nunca lo han visto jugar de otra forma que no sea en la pequeña pantalla del televisor de su casa, los carros expectantes como el público que son buscan una mejor visual de la presentación de los Cuatro Fantásticos, frenan y esperan impacientes los pocos segundos que dura el acto y la impaciencia que causa el trafico de un semáforo.
La alineación titular esta lista todos y cada uno de los muchachos se ubican en línea recta de frente a la multitud de automóviles, cada uno a un metro de distancia del otro, rechinan los cuchillos en el suelo (ha comenzado la ceremonia), la imagen es perturbadora y a la vez magnifica, cuatro jóvenes agitando sus machetes y sonándolos contra el insensible pavimento de la avenida, saltan algunas chispas que hacen más espectacular la presentación, de repente la faena de cuchillos ruidosos se detiene y el público perplejo calla, los artistas de la calle siguen el acto ahora con la parte final, se organizan en fila India y uno tras otro comienza a subir a los hombros del que le sucede en el orden, Juan José el segundo en edad y primero de los hermanos en la columna por ser el más fuerte y corpulento de todos, asegura los machetes y comienza a pasarlos hacia arriba hasta que estos llegan a Jeison el menor de los cuatro hermanos y el más macilento de todos que por obvias razones iba en la punta de la torre de cuerpos. Quedan 20 segundos exactamente para que el semáforo cambie a verde y la parte final de la obra comienza, los cuchillos salen disparados hacia el cielo azul y despejado de “La Tacita de Plata”, cinco cuchillos (a este acto le agregan uno mas) se levantan hacia el azul profundo e igualmente de manera coordinada caen apuntando sus filosos picos contra la humanidad de Jeison o cualquiera de los menores que se cruce en el camino de estas mortales armas, pero como este es un acto trabajado desde que eran chicos de 10 años en promedio sale como habían acordado, la rutina sigue según lo pactado y el joven realiza 5 malabares en diez segundos (cada malabar logra un giro de 360 grados sobre sí misma por cada arma), termina el acto y algunos transeúntes y conductores aplauden, caen en orden los muchachos, primero Jeison, luego Juan Carlos, y por ultimo Jhon David, las cosas salieron bien pero por razones obvias Juan José es el más maltratado de todos en este acto.
Finaliza el acto y ahora sigue lo mas engorroso de su diaria labor, tienen 5 segundos para recoger las monedas que les recompensen su esfuerzo, algunos suben el vidrio y hacen señas (So Pretexto) de no tener dinero, tal vez por la recesión económica, mientras otros premian a los jóvenes con algún billete de mil pesos o dos mil, en el mejor de los casos. Cambio de color y aparece el odiado verde de los chicos, el caos comienza, los carros rugen con ansias de tragarse la vía mientras los hermanos recorren afanosamente los laberintos que se forman entre autos y motocicletas, todo ello por las ultimas monedas de unas pocas pero bondadosas manos que aguardan a los jóvenes para darles algo de lo que les sobra a estos conductores de BMWs y Audis que últimamente pululan en La Ciudad.
Salen velozmente de la tragedia en la que se convierten las vías una vez el color verde aparece y lucen algo victoriosos porque acaban de recoger 5 mil pesos cifra record en una sola presentación, orgullosos esperan nuevamente el cambio de luz, se dan ánimos y organizan todo nuevamente, planean cambio en la rutina ahora la torre humana será de 4 hombres mientras Jhon David le lanza 10 cuchillos al menor para los malabares, se disponen a contar sus utensilios para el acto, es allí cuando se dan cuenta que uno de sus filosos objetos quedo en mitad de la vía, los autos le pasan por encima sin darse cuenta, son tan viejas y oxidadas que no brillan ante el reluciente Sol de la mañana.
Con la preocupación de un posible accidente, y por la función que desempeña esta en el espectáculo, cruzan los dedos para que el semáforo cambie rápido, es en ese instante que Jeison salta a la vía esquivando vehículos, con la sagacidad de una liebre esquiva a varios autos, se lanza hacia el objeto y lo recoge rápidamente avista a lo lejos un bus que va de frente a él, se levanta algo lacerado por el pavimento y corre hacia la acera, sus hermanos con la angustia de no poder ayudar a su hermano por la vertiginosa velocidad de motos y carros que cruzan a 90 km/h le gritan ansiosos que salga de la vía.
A escasos dos metros de la acera una motocicleta a toda velocidad pasa rasante entre los otros automotores y choca al joven que ante la contundencia del impacto muere súbitamente, el choque desprendió las vertebras Atlas y Axis, el cuerpo cae contra el suelo y su cara ahora ensangrentada mira a lo lejos a sus hermanos que salen en su búsqueda infructuosa para tratar de socorrerlo, sus grandes ojos blancos están abiertos de par en par y de no ser por la sangre que cubre todo su rostro parecería más vivo que nunca, Jhon es el primero en llegar al fatídico encuentro lo abrasa y se lo lleva al pecho como tratando de devolver una película que no quiere ver, pero esta triste y mortal escena es la cruda confirmación de que todo tiene un final, algunas veces triste otras no tanto.
Su cuerpo ya comienza a sufrir los estragos del devenir de una existencia fugaz y mientras este trata de encontrar el calor de su hermano mayor su cuello se dobla justo donde se ha fracturado quedando ahora con la frente expuesta al Sol y mirando, con la mirada inerte, el azul cielo.
El Acto ha concluido, y el telón de esta obra cae anunciando su final…
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