Las Mil Voces del Diablo en el Alma de Dios

Las Mil Voces del Diablo en el Alma de Dios

Causa tanta curiosidad que sea precisamente en las Iglesias donde se encuentren los más hermosos y monumentales Órganos de todo el Universo, se puede decir que es una antología de lo divino y lo maldito, pues no cabe dudas que Dios es un ser Divino y Malévolo a su vez, que mente es capaz de crear a San Gabriel y a Lucifer sin prever el destino de cada cual, a caso no es este Omnisapiente, y si no lo es, para que rezar a un ser que no sabrá darme una respuesta acertada o una respuesta simplemente, pero lo verdaderamente maravilloso de este tema es que la representación de ese ser divino con tintes diabólicos se encuentra en la música, y no cualquier tipo de música, escuchar las notas de un Órgano en las condiciones adecuadas de acústica es una experiencia celestial y pecaminosa a su vez.

El Órgano es un instrumento de Teclado y de Viento, nada mas obsceno que el solo hecho de tocar y sentir, nuevamente el instrumento hace alusión a la ambivalencia entre el bien y el mal, presionar sus teclas sintiendo cada nota como un orgasmo cósmico, en el cual el sonido envolvente de los Do Mayor, Si Menor, La, Re, Mi,…es verdaderamente excitante, estoy seguro que a pesar de la vida religiosa de J. S. Bach, cuando este compuso la Toccata y Fuga BWV 565 se excitaría tanto que llegaron a su mente muchas imágenes licenciosas que lo harían dudar de su religiosidad de Santo.


Sentir esos enormes fuelles y esas enormes columnas de aire salir por los intrincados canales de sus tubos es una sensación etérea, que te eleva como si sus feroces soplidos te sacudieran el alma y te despojaran de tu ser, te sientes totalmente desnudo, como un Adán en el Paraíso Terrenal, disfrutas cada silbido mágico, cada susurro que te dice cosas hermosas al oído, cada halago que te canta el instrumento como si este tuviera vida y te pidiera con placer carnal que hundas en el tus manos para que sus gemidos lo resuciten y lo saquen del olvido de las sotanas que solo cantan coros religiosos mientras el te pide más penetración sin sexo, puro amor en la oscuridad de lo prohibido.