La Rueda Endemoniada
Seguía dando vueltas como el eterno círculo que servía de base para su forma geométrica, danzante y pausada como siempre, iba y venía, tratando de descifrar su destino, quizá en uno de esos giros inesperados de la vida, quizá algún día se detenga, logrando así parar toda una serie de acontecimientos desastrosos para su propia existencia y la de los demás, una inmortal secuencia de éxitos y decepciones que logran involucrar a todos y cada uno de nosotros, los invisibles, los que de manera inadvertida contribuimos a que nos siga devorando como un monstruo que no conoce los límites de la voracidad, maldito engendro con fauces tan grandes que ante su presencia somos simples peones de un juego, en el cual nos utilizan como mejor les conviene, somos nada, odio ser nihilista, pero es así, la rueda sigue siendo la ganadora y lo seguirá siendo, ya no valen los intentos por ser valientes y enfrentarse a ella, es como intentar empujar el globo terráqueo solo, sin más ayuda que tus ganas, tus manos, tu fuerza interna, tu tesón, es inútil, además de patético.
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